LOS PARAMILITARES

LOS PARAMILITARES.

"Debido al creciente accionar guerrillero en los años 1990, surgieron las CONVIVIR a nivel nacional entre 1994 y 1997 a partir de varias disposiciones legales durante la presidencia de Ernesto Samper. Durante el gobierno del Presidente César Gaviria Trujillo se emitió el Decreto Ley 356 de 1994, el cual estableció las condiciones para regular nuevos "Servicios especiales de Seguridad Privada" que operarían en zonas de combate donde el orden público fuese precario. El 27 de abril de 1995, una resolución de la  Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada les otorgó a dichos nuevos servicios el nombre de CONVIVIR”.  Wikipedia.
               
La guerrilla colombiana basada en su poder territorial se “fusionó” con los narcos otorgándoles protección, cobrándoles gramaje e impuestos de paso; siempre y cuando respetasen sus áreas guerrilleras los narcotraficantes operaban con tranquilidad allí. Sus enemigos: el Estado y los civiles que no compartían la ideología de los insurgentes ni las maquinaciones de las mafias podrían ser  destruidos con mayor facilidad gracias a la enorme riqueza generada por el negocio de las drogas ilícitas. Los alzados en armas, originariamente  defensores de los derechos de los campesinos y los pobres, se fueron transmutando en puras y simples bandas criminales en las que el lindero entre ideología y negocio se desdibujó.
Esta fue la desgracia de Colombia: la nobleza se transformó en ruindad, el altruismo en mezquindad, la generosidad en bajeza.
            En ninguna otra latitud, salvo en Birmania, la guerra de guerrillas sirvió como en Colombia a los intereses del narcotráfico.
Se desvirtuó por completo no sólo el origen – a mi modo de ver, totalmente justo- sino el propósito del movimiento armado ilegal.

“Movimientos insurgentes como el M-19, el EPL, el Quintín Lame, el PRT y la Corriente de Renovación Socialista (CRS) desde 1989 a 1994, en el entendido que una profundización de la democracia y una transformación de las estructuras políticas garantizaría el cambio de las condiciones sociales y económicas, pactaron la Paz.
En la Constitución de 1991 quedaron establecidos derechos, instancias y fundamentos para promover la erradicación de las costumbres e instituciones que sostienen el clientelismo, la exclusión y el autoritarismo políticos.
Fue una herejía dejar las armas en un país donde eso era impensable porque se asociaba a la rendición… Este proceso no fue producto de una derrota militar. Con la decisión de deponer las armas, la paz dejó de ser un negocio y se convirtió en una decisión libre y soberana”. Indepaz.

Los terratenientes, campesinos ricos y medios, los pobres del campo dependientes de ellos, la burguesía urbana y los citadinos ante la barbarie del narco, el salvajismo de las guerrillas y la degradación de la vida agraria formaron desde el Estado asociaciones antiguerrilleras.
Y entonces se desató el horror nacional en pleno: Escobar, Los Pepes, las Convivir transformadas en  Paramilitares, las Bacrim, la Guerrilla narcotizada, las masacres, el desalojo de las tierras, los desplazados, la clase política vendida al narco, la dirigencia nacional –justicia, congreso, presidencia, milicia, industriales, comerciantes, financieros- entregada al delito y al enriquecimiento ilegal. ¡La vida nacional ensuciada por el tráfico de narcóticos. He aquí el origen del paramilitarismo! Colombia, país suigeneris, no aprendía la lección: “Quien a la miel se arrima algo se le pega”.
Los presidentes Gaviria, Samper, Pastrana, Uribe elegidos por votaciones importantes desarrollaron, con diversos enfoques, una acción estatal destinada a derrotar al narcotráfico y sus aliados: la guerrilla y los paras. Convivir, Autodefensas, Defensa Civil, Cooperantes fueron instrumentos para arrinconar a los enemigos.

A mediado del año 2000 Colombia era considerado un país no viable, tal como Biafra, Burkina Faso, Somalia, naciones arrasadas por guerras civiles y desigualdad brutal.
Algo, como la mano de Alá o el descendimiento del Angel de la Luz, generó la esperanza, abrió nuevos caminos, destorció la ruta, despertó a los exhaustos. El 4 de febrero del 2008 el movimiento “No más FARC” culminó masivamente el repudio a la narco-guerrilla. Fue el puntillazo final al cadáver palpitante de esta generadora de violencia.
Hoy, 2014, transcurridos veintitrés años de la nueva Constitución, las esperanzas de Paz, reconciliación  y derrota definitiva de la narco-guerrilla parecen posibles.
Quedará la tarea de aplastar con el imperio de la ley y la insurgencia social a las bandas delincuentes que errarán por la geografía de la patria; y si no se resuelven los factores esenciales de la pobreza, la desigualdad y la corrupción habrá caldo de cultivo suficiente para más generaciones de desadaptados y criminales. ¡Y quizás de levantamientos armados justos y honrados!

MJL

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