VÁNDALOS, VENEZOLANOS Y PROTESTAS.
En 1963, a los quince años, ingresé a la universidad, muerto ya mi padre, la segunda muerte familiar que constituiría una especie de designio amargo que ha venido atormentando mi existir. En los Andes y la Nacional hervían las ideas nuevas y los vientos de cambio contra la injusticia y el colonialismo. Desde París hasta Calcuta, de Los Ángeles a Buenos Aires e xplotamos en el 68: ¡el Planeta entero se rebotó! La Revolución Cubana, la Guerra de Vietnam, los levantamientos contra la URSS en Checoeslovaquia y Polonia, los hippies y Woodstock, las guerrillas del Tercer Mundo, las nuevas naciones africanas, el Boom latinoamericano en las artes, todo, todo revolcaba el ánimo y convocaba a la revuelta y la protesta. Participé de esa efervescencia llena de proyectos e ilusiones. La Revolución y el derrocamiento del Sistema estaban a la orden del día. Obtuvimos triunfos trascendentales que se concretaron finalmente en la Constitución del 91. Se instauró nominalmente un sistema de garantí