LOS CAMPESINOS DE MI TIERRA
GUERRILLO, PARA Y MILICO. -Páseme la Punto 50, rapidito, ahí siguen esas ratas. Mírelos cómo se revuelcan en la cañada, allí abajo detrás de los árboles negros. ¿Está ciego Joaquín, no los ve arrastrarse a modo de un güio enorme, muchos, muchos, tantos que parecen hormigas? Deme bastante munición, les voy a romper las vértebras. Hágalo con mucho silencio, con mucho cuidado. -Calladito hermano, calladito Fernando que nos van a sentir esos malditos, aquí en la cañada; en este zanjón estamos debajo de ellos y nos pueden ametrallar, nos pueden partir; cuidado hace ruido, arrástrese como se le enseñó, cual culebra, lagartija verde, cuidadito va a levantar la porra porque le dan en la pepa. -Los tenemos rodeados, mi Capitán, no se han dado cuenta, creen que es asunto solo de ellos, van a pelear en corraleja, hombre contra toro, toro contra hombre; la verdad capitán le damos a quiénes, a los guerrillos o a los paras, o a los dos, o dejamos que se desangren, se den machete y chu