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Mostrando las entradas de julio 29, 2018

SOY UNA MURCIÉLAGA

SOY UNA MURCIÉLAGA ANOCHECE en mi árbol. Las chicharras de la tarde chillan y chillan. Hay mucho calor. Siento la llegada de las sombras, de la penumbra, y mi organismo comienza a estremecerse, a temblar, a removerse. No tengo ni idea porqué me pasa esto, pero me pasa; voy estirándome; mis alas negras y de suave pelusa se convulsionan ganosas de volar, quieren extenderse, ya se cansaron de estar plegadas, cubriendo mi cuerpo en el día, ocultando mis ojos de la luz solar que tanto daño hace a mi vista; veo de noche bien, mis pupilas están adaptadas a la oscuridad aunque la luz de la luna me gusta y vuelo, feliz, bajo sus rayos blanquecinos, haciendo piruetas, cazando insectos, chupando el néctar de las flores, comiendo frutas deliciosas y orientándome por entre la ramazón con mi sentido de ecolocación, ese radar que nosotros, los murciélagos, como los delfines y las ballenas tenemos para orientarnos y evitar obstáculos. El árbol en el que vivo es una higuera gigantesca. Sus