NUESTROS MUERTOS Y NUESTRAS VERDADES.
“Voy a escribir algo sobre nuestros, óigase bien, nuestros muertos, los que hemos venido matando en nombre de partidos, de ideologías, de negocios, de tierras, de todo... ¡Qué bárbaros hemos sido!, todos, por acción, por omisión, por miedo o por oportunismo. Por supuesto, tengo firmes esperanzas en que restañaremos nuestra sangre, nuestras heridas, nuestras pérdidas y volveremos a ser hermanos de patria, de vecindario y del planeta”. *** ¿Qué diferencia hay entre la muerte de un ciudadano por efectos de una enfermedad o simplemente por vejez ―como me podría ocurrir a mí relativamente pronto dada mi edad―, a la muerte de un traficante de drogas, un guardabosques, una cooperativista, un maestro, un policía, un soldado, un político ―de izquierda, centro o derecha―, una líder social, un indígena nasa, un labriego coquero, un amigo, un hermano, un hijo, los padres? ¡¿Qué diferencia hay?! ¡Los invito a pensar en ello! *** Hay un alarido nacional ante las muertes selectivas, aquel