Venezuela y la angustia.

Venezuela: Tengo angustia, no sé qué hacer, no veo luz, ¿habrá horizonte?
Viendo cómo el lento devenir de DirecTV se despertaba de su desconexión súbita que me impidió, por cuenta de un bajonazo eléctrico, ver a la una de la mañana el final de ‘Wolverine’, reflexionaba así.
“Sea la madre Teresa de Calcuta o el Demonio quien resuelve el problema de vivienda de 1.000.000 de hogares, universaliza la educación para todos y envía dinero a las familias para ayudarlos en sus necesidades, alfabetiza a centenares de miles que viven en las tinieblas telarañudas del desconocimiento de las primeras letras, emplea a los que sin trabajo se encuentran ―así sea a costa de llenar de corbatas y escritorios a PDVSA― pero, óigase bien, les resuelve el problema de comer, educarse, vestirse, transportarse, pagar el médico y las medicinas, sea San Francisco de Asís o Satanás, aquellos ‘descamisados’, los sin voz, sin pan, sin techo, por obvias razones agradecerán que el milagro haya ocurrido: convertirse en seres humanos dignos, participantes, libres de las ataduras de buscar el pan en los botes de basura.
“¿Vivir en la miseria, padecer penurias, soportar la iniquidad es, pregunto, el destino de los seres humanos? Aguantar siglos de gobernantes corruptos, ver los hoteles y restaurantes de los millonarios repletos de caviar, marlín, champaña, setas y viandas de toda especie mientras nuestras barrigas sufren los ruidos crujientes del hambre; contemplar a los hijos de los magnates vestidos con oropel mientras los harapos cubren a nuestros vástagos, pedir a Dios que nos revista de bendiciones en la iglesita del barrio mientras en la Catedral Metropolitana de Santa Ana, o Catedral de Caracas, un cardenal rechoncho, mofletudo, de manos suaves y maneras dulces, vestido con capucha, casulla, estola, mitra, palio y ornamentos de oro y plata da la bendición a la ignominia y al statu quo, esto, todo esto ¿es nuestro maldito destino?
“Y si de San Pedro Claver o de Belcebú se trata, de aquel o este, si me resuelven mis desgracias en esta tierra de padecimientos, se convertirán en mis amigos, mis líderes, mis nuevos libertadores. Si me invitan a votar por ellos así lo hago, si me llaman a armarme en su nombre lo acepto, si me convocan a marchar los sigo, si predican lo que prediquen es mi verdad porque me han dado lo que necesitaba.
“Esta, señores del planeta, fue la realidad de Venezuela hasta que llegaron las siete plagas de Egipto: se desplomaron los precios del petróleo ―y en nuestra ignorancia creíamos que sólo extrayendo la savia negra de las entrañas de la tierra podríamos vivir sin mayor esfuerzo―, se levantaron en el Mediterráneo llamaradas libertarias pidiendo que el Estado cambie, nuestra América Latina fue girando gradualmente hacia la derecha, China comunista se transformó en un país pragmático abierto de piernas y brazos hacia los emperadores del capital internacional, Cuba dejó de ser un coco que metía miedo y se puso de acuerdo con Washington en mejorar sus relaciones, PDVSA se dinosauricicó bajando productividad repleta de burócratas ineficientes, las fábricas expropiadas a los burgueses estallaron en una ineficiencia artrítica.
¡Llegó la debacle, pues incluso el Líder murió!
“Error tras error, grito tras grito, maletadas de billetes para comprar un pan, sequía inclemente, impago de deudas, cierre de fronteras, clausura de emisoras y periódicos, “hay que aplastar a la contrarrevolución”, ministros van, ministros vienen, cadena nacional para oír como desciende un pajarito desde los cielos a aconsejarme, “todos los que están contra nosotros son unos criminales”, “cárcel a los asesinos del pueblo”, “desde Colombia se fragua la conspiración en asocio con la CIA, se los demostraré con documentos y hechos”; los hospitales van quedando vacíos de drogas, los supermercados hueros, un kilo de carne vale un salario mensual, estamos volviendo a comer de los basurales, la noche es de los hampones, nos matan, nos asaltan, nos violan, vivimos en nuestra casa que nos dieron, gracias a Dios, gracia a Chávez, pero… qué miedo, el gobierno está armando a sus amigos, la calle es de nadie, el país se nos está derrumbando, nos explican que eso se debe a una conspiración internacional, son los enemigos de la patria y de Bolívar, así debe ser, les creemos pero estamos bajando de peso, la leche no se consigue, se nos mueren nuestros enfermos, no hay jabón, “puro bachaqueo, puro bachaqueo”, “hay que encarcelarlos y demostrar que ellos causan todas nuestras tribulaciones, no es nuestra culpa es culpa de los monopolios, del capitalismo internacional, del imperio, de Colombia, de Perú, del FMI, de España, de Japón, de Nepal, del Infierno, no es nuestra culpa”.
“Y estoy descubriendo con mis tripas pegadas por el hambre, pegadas con engrudo a las paredes de mis intestinos que crujen, estoy descubriendo que me dieron mucho pero también me quitaron mucho pues no puedo pensar, opinar, actuar distinto pues lo que dicen a gritos, con insultos, vociferando en la tele y en la radio es la única verdad, como si de un Nuevo Evangelio se tratase. No como y tampoco pienso pues hacerlo es subversivo, imperialista, terrorista. ¿Es este el modelo de nación que quiero, que me brindaron, que gritaron a los cuatro vientos? ¡Miren dónde estamos, miren mi desgracia! ¡Y se están robando todo, ellos se están enriqueciendo a nuestra costa!
Venezuela se está desmoronando como un volcán que eructó buenas causas pero rompió sus laderas. Se derrumba estrepitosamente en la atonía, la sordera de los funcionarios y la barbarie de un ejército dichoso que dispara, gasea, encarcela, golpea a los opositores e incluso los mata, todo en nombre de la ÚNICA VERDAD la de los gobernantes.
¿Nuestro inevitable destino será el de la miseria, la ignorancia y la mordaza? ¿Será esto, esto tan horrible, será el Estado de bienestar que nos prometieron?
“Tengo angustia, no sé qué hacer, no veo luz, ¿habrá horizonte?

MAURICIO JARAMILLO LONDOÑO                   MAYO DEL 2017

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