EL MERCADO, EL TRABAJO Y EL CAPITAL

EL MERCADO, EL TRABAJO Y EL CAPITAL
Mercado, en economía, es cualquier conjunto de transacciones de procesos o acuerdos de intercambio de bienes o servicios entre individuos o asociaciones de individuos.
El trabajo puede definirse como la ejecución de tareas que implican un esfuerzo físico o mental y que tienen como objetivo la producción de bienes y servicios para atender las necesidades humanas.
El capital está formado por trabajo acumulado.
EL CAPITAL.
La revolución neolítica, la intensificación de la agricultura, permitió, por primera vez la existencia de excedentes; la aparición de la propiedad permitió a las personas más poderosas de la sociedad la apropiación de la tierra, el ganado, las herramientas, la explotación de metales, etcétera, con lo cual se acumularon grandes riquezas; la revolución industrial promovió ampliamente el liberalismo económico y la primera globalización que tuvo en el telégrafo su catalizador y su símbolo cultural, y generó el librecambio; Taylor, Ford, Toyota, símbolos y métodos de producción, constituyen tendencias en el desarrollo de la civilización industrial.
Las transformaciones económicas y organizativas que caracterizan la nueva fase de la economía mundial (finales del siglo XX e inicios del XXI) están estrechamente asociadas a un profundo cambio científico y tecnológico. Este cambio tiene su núcleo en las tecnologías de la información —microelectrónica, informática, telecomunicaciones-.
Las nuevas formas organizativas se caracterizan por la flexibilidad de la producción y de la gestión empresarial, no sólo en la estructura interna de las empresas sino también en relación con sus proveedores y su demanda. La economía contemporánea es cada vez más una economía global.
La acumulación de capital –de riqueza, de trabajo- ha sido enorme, y pertenece, hoy, sólo a un puñado de corporaciones, sociedades y personas. 
EL TRABAJO.
La historia de Grecia, Roma, Oriente y la Edad Media muestra al trabajo como algo indigno y despreciable del hombre libre;  el mantenimiento de la sociedad quedó bajo los hombros de los esclavos o los siervos de la gleba.
La España de la conquista consideraba que los nobles, los señores y los dones no deberían trabajar, esto era degradante; el trabajo físico lo ejecutaban, pues era necesario, la indiamenta, los negros, los siervos de la tierra y los artesanos.
En la Biblia, libro sagrado común al judaísmo, cristianismo y el islam, el trabajo aparece como algo gravoso después de que Adán y Eva perdieran el paraíso:
<Yahveh Dios al hombre le dijo: «Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que yo te había prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida. Espinas y abrojos te producirá, y comerás la hierba del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado. Porque eres polvo y al polvo tornarás.» (Génesis, Cap. 3)>
Una de las divisiones más importantes del trabajo ha sido la separación de lo intelectual con respecto al trabajo manual, es decir la división entre quienes planean y quienes ejecutan el trabajo. Los ejecutores son operarios, los que proyectan son jefes. El capitalista idea, el obrero aplica.
La fuerza de trabajo es una mercancía que su propietario, el obrero asalariado, vende al capital. ¿Para qué la vende? Para vivir.
Existe una reserva permanente de trabajo barato y flexible cuya función será tanto presionar los salarios a la baja como estar disponible en los momentos álgidos del ciclo económico. Los trabajadores en el “Tercer Mundo” así como a los inmigrantes provenientes de países pobres forman la columna vertebral de este “ejército de reserva” estratégico que le ofrece al capitalismo global un bienvenido suplemento de trabajo barato, utilizable a voluntad y bajo condiciones infrahumanas.
EL MERCADO.
El precio de venta de una mercancía se divide en tres:
·         Reembolso del pago por la compra de materias primas y por el desgaste de los instrumentos de trabajo.
·         Salarios, remuneraciones, sueldos.
·         Ganancia del capitalista.

El mercado tiene su origen en la antigüedad, incluso antes de la aparición del dinero. En aquellos momentos las transacciones se hacían en base a intercambios. Luego al aparecer el dinero el mercado evolucionó hasta lo que conocemos hoy en día.
Los mercados eficientes o de competencia perfecta son aquellos en los que se asume que existen tantos vendedores como compradores de un mismo bien o servicio que ninguno de ellos, actuando independientemente, puede influir sobre la determinación del precio y que éste a su vez, está dado y es fijado por las mismas fuerzas del mercado.
Los mercados de competencia imperfecta son aquellos en los que bienes y productores son los suficientemente grandes como para tener un efecto notable sobre el precio. Existen varios modelos de este tipo de mercado entre ellos el mercado monopolístico y los diversos modelos oligopolísticos.
También existen mercados donde un comprador tiene suficiente cuota de mercado para influir en el precio de ese tipo de mercados, un ejemplo son los monopsonios y los oligopsonios.
La diferencia fundamental con los mercados de competencia perfecta reside en la capacidad que tienen las empresas oferentes de controlar el precio. En estos mercados, el precio no se acepta como un dato ajeno, sino que los oferentes intervienen activamente en su determinación.
En general, puede afirmarse que cuanto más elevado resulte el número de participantes, más competitivo será el mercado.
Mercados regulados: El Estado ejerce controles sobre los precios y las condiciones.
Mercados desregulados: El Estado no ejerce controles y por lo tanto es el mercado quien fija los precios en base a la oferta y la demanda.
Visto así la economía es, desde la antigüedad, de mercado, aunque en el esclavismo y en el feudalismo el trabajo no era una mercancía sino propiedad del capitalista o dueño.
Hoy, siglo XXI, salvo zonas remotas del planeta, lo que domina es el intercambio y producción de mercancías en diversas formas: alimentos, maquinaria, tecnología, herramientas, productos artísticos, y lógico, recursos naturales y manuales.
Los experimentos sociales en los que el Estado controla absolutamente todos los medios de producción y comercio han fracasado por una razón opuesta a la esencia de la naturaleza del hombre: la competencia. Regulando arbitrariamente precios, productos, investigaciones, inventos, creatividad, libertades y desaciertos científicos y tecnológicos, el Estado castra la emulación y la diversidad.
Los Estados que han creído en el poder auto regulador del mercado, en la libre y absoluta competencia, prometen esto, pero cuando ven en peligro intereses vitales de la nación rompen la regla e intervienen.
El mercado por sí mismo no es perfecto ni imperfecto lo que lo es son las determinaciones de los dueños de las mercancías y  los gobernantes.
Producir cosas, objetos, bienes, obras de arte, ciencia, invenciones, es papel propio de la especie humana; sus Estados deben regular  y proteger la producción pero no ahogarla con monopolios gubernamentales –imperfectos per se-, ni dejar al garete que las corporaciones o unos pocos –oligopolios repugnantes- manejen las mercancías a su antojo. Este es el arte de gobernar la economía de una nación.
CONCLUSION.
El trabajo genera el capital; el capital requiere trabajo; todo ello tiene como fin producir mercancías necesarias para el hombre. Darle preeminencia al capital sobre el trabajo es invertir las leyes naturales de la economía; darle preeminencia al trabajo sobre el capital es crearle a este último la oportunidad de que sus mercaderías sean adquiridas cada vez más.

MJL  Nov. 2014. (Notas de Wikipedia).

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