TERESA CABARRÚS, la cortesana de la Revolución francesa.
Diciembre / 2021
LA CINTA ROJA, 2008, Carmen Posadas (1953—….), novela
histórica.
Teresa Cabarrús, cuya vida —absolutamente verdadera, real hasta más no
poder— transcurre en la Francia de la Revolución, finales del siglo XVIII y mediados
del XIX. Teresa dotada de una belleza deslumbrante que atropella al París monárquico
y al Directorio, que encandelilla a Napoleón y a los realistas, que envuelve en
sus telas enamoradas a todos, Teresa es una cortesana en toda la extensión de
la palabra.
Luis XVI, el Capeto que guillotinarán, su esposa María Antonieta la
austríaca que correrá igual suerte, reinaban en medio de la opulencia, las
fiestas, las comilonas, las orgías; Lafayette el noble que combatió en favor de
la independencia estadounidense; Maximilien Robespierre ‘El Incorruptible’ que
provocó El Terror desde 1792 hasta su propia muerte en 1794; Danton, el
gigante, que desde la Convención dirigió la Revolución; Desmoulins, Charlotte
Corday asesina de Marat, Barras precursor del poder de Napoleón, fueron
personajes a quienes trató Teresa entre muchos más.
Teresa dormirá en el lecho de amantes, maridos y mujeres. Su consigna es
sobrevivir a toda costa, lo que logra en época tan dramática. Tallien, guillotinador
de Burdeos la hará su esposa, casada
ella ya con un noble francés a quien abandonó; Teresa no tendrá escrúpulo
alguno en darle su amor y su carne a cambio de ‘sobrevivir’. Barras, jefe del Directorio,
hombre corrupto hasta los huesos, recibirá a Teresa como una tanta de sus mujeres.
Ella lo ‘amará’ con el amor de las damiselas de Francia. Vendrán dos maridos
más, diez hijos. Madame de Staël la gran escritora, Josefina la Emperatriz amada
por Bonaparte, y toda clase de protagonistas e incluso toscos jovencitos
ofreciendo su sexo y su carne a Teresa Cabarrús desfilarán por su vida, sus
brazos repletos de joyas, y en veces, según convenga, rellena de harapos; sus vestidos,
inspirados en las modas más exóticas y más frívolas, caerán al suelo ofreciendo
el cuerpo magnífico, los senos esplendorosos y la boca preciosa de Teresa. Sus
fiestas, su riqueza obscena, sus banquetes, sus alhajas, la abundancia extrema,
así vivía y quería vivir Teresa Cabarrús para siempre.
Francia inaugura La Libertad, La Igualdad y la Fraternidad. El pobre,
oprimido y hambriento pueblo francés derroca la tiranía y derrota, bajo
Napoleón, a todos los ejércitos de Europa. La burguesía, el campesinado, las
mujeres abren un nuevo horizonte para la raza humana. Del Terror pasan al putrefacto
Directorio, y de este al nuevo e inderrotable genio que fue Napoleón Bonaparte,
pero de un monarca migran a un emperador.
Finalmente toda Europa se coaliga contra Francia y la aplasta en Waterloo.
Teresa Cabarrús muere en Bélgica, esposa de un noble, rodeada de sus hijos,
tranquilizado su espíritu y pacificado su cuerpo que sirvió a tantos y en el
cual muchos bebieron la maravilla de la belleza sublime de una mujer de las más
hermosas y atractivas de la historia.
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«El
sueño de la razón produce monstruos», escribió Goya.
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… se
comenta que es un buen hombre pero un mal rey (Luis XVI), y por experiencia
sabemos que es mejor ser lo contrario: un buen rey y un mal hombre…
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… con
sus reformas (Luis XVI) lo único que logró fue enojar tanto a los inmovilistas,
por intentar llevarlas a cabo, como a los partidarios del cambio, por no
hacerlo como ellos deseaban.
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En la
muy desigual e injusta forma de recaudar impuestos, y el impacto de la Independencia
de Estados Unidos en la forma de pensar de los burgueses y nobles, tenemos los
ingredientes para formar un muy revolucionario pastel.
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Y si
agregamos un largo período de vacas flacas ya está pronta la Revolución.
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«Enojo
y hambre», causa del comienzo de la Revolución.
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Una
dama rica que tiene amantes es una gran dama, una mujer pobre que los tiene no
es más que una furcia.
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¡Según
me han contado, una vez muerto (Mirabeau), al destapar su cadáver se descubrió
que el de nuestro buen amigo estaba erecto como un mástil!
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Saint
Just dijo: ¡El rey debe morir para que la República viva! (1792)
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… el
ser humano es igual a las hurracas, primero se siente atraído por el brillo
ajeno pero solo para, a continuación, robarlo o destruirlo.
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Hay
que «hallar inocentes entre los culpables», proponía Teresa tratando de salvar
a muchos de la guillotina.
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En
tiempos de El Terror… París se había convertido en un nido de delatores en el que
todos se observaban para acusarse unos a otros…
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Quienes
nunca hayan vivido un peligro inminente o una gran tragedia nada saben del
poder curativo y redentor de la frivolidad.
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Sieyès
jamás despegó los labios en la Convención; y cuando le preguntaron que había
hecho durante ese tiempo, contestó con puro cinismo: J’ai vécu, he vivido.
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Una
amistad amorosa es aquella que incluye cama, amor y pasión, pero que deja fuera
eso tan pesado que podemos llamar exclusividad. Nada de fidelidad, nada de
celos, nada de drama.
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«Nunca
sirva a quien sirvió ni pidas a quien pidió»…
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«Las
dos pasiones universales del momento son la codicia y la prodigalidad. La
rapiña, la rapiña y una vez más la rapiña, único objetivo de ahora» (Mallet du
Pan).
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… la
diferencia entre los vientres vacío del pueblo y los malditos vientres podridos
del gobierno.
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“Cuanto
más cambian las cosas, más iguales son”.
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El
nuevo Régimen era tan similar a la opulencia y la ostentación del Antiguo
Régimen que resultaba difícil creer entre aquel y este hubiera tanta sangre,
tanto sufrimiento y tantos cadáveres.
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Ante
el desorden y la anarquía: «En medio de tanto enredo y tantas desorganización,
necesitamos una cabeza y una espada». Y apareció Bonaparte.
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—¿Y
qué es la política sino una larga y muchas veces acertada sucesión de
traiciones?
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Josefina
y Napoleón abandonaron su modesta casa de la Rue de la Victoire para instalarse
primero en el Petit Luxembourg y de allí pasaron a las Tullerías, el palacio
del decapitado Luis XVI.
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Hay
momentos de la Historia en que se borra la tenue línea que habitualmente separa
al ser humano de las bestias.
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