LAS DOS CARAS


LAS DOS CARAS
Tenemos varios mangos enormes en nuestra finca. Están cargados de frutos verdes. Habrá una segunda cosecha deliciosa en menos de dos meses.
Ayer fui a mirarlos y vi en alguno unas hojas que dan la impresión de estar enfermas o con un hongo ―por las fuertes lluvias―, o con un virus ―trasmitido por algún insecto chupador―. Veremos, veremos.
Pero el cuento del mango viene a mi mente porque si observamos las hojas de los árboles, o cualquier objeto, todo tiene dos lados, incluso múltiples costados. Esta es una perogrullada, lo sé, pero por ser tan simplona nuestra ‘sabiduría’ no acata este hecho. Eso ocurre con el coronavirus o Covid-19. Vemos sólo lo terrorífico, el desastre, el drama. Tenemos miedo, miedo a que se cumpla una de las dos condiciones de nuestra existencia: ¡el que somos mortales!
No pretendo, como muchos aurúspices, tantos sabios de barrio, tantos políticos empapados del más profundo conocimiento sobre los coronavirus, tantos malevos para quienes si se actúa bien es malo y si sea actúa mal se confirma la maldad, no pretendo resolver el enigma de esta toxina microscópica, porque simplemente no soy científico, ni médico, ni biólogo, ni virólogo.
Con algo de sentido común, el más escaso de los sentidos dicen por ahí, y con la avalancha de información que está a punto de aplastarnos, acepto las medidas sanitarias de los actuales gobernantes y las precauciones que recomiendan médicos e infectólogos.
No salgo a gritar contra Duque, o Petro, o Uribe, o Santos, o Claudia, porque veo en ellos una sincera preocupación y una búsqueda de soluciones frente a la Pandemia. A veces aciertan, a veces no, pero… ninguno, óigase bien, ninguno de ellos está proponiendo bestialidades de aposta. Considero entonces que oponerse por oponerse es la más sectaria y ciega de las actuaciones.
Es tiempo de ver los dos lados de la hoja del mango: el anverso y el reverso, cara y sello, haz y envés. Es tiempo de pensar así:
«El bien individual no se opone al bien colectivo, el bien individual depende del bien colectivo», dice el pueblo mixe, tribu de Oaxaca, México.

Veamos alguito de historia:
·        Viruela se calcula que mató a 300 millones de humanos; Sarampión ha matado a unos 200 millones de personas; la peste negra mató en el siglo XIV a más de un tercio de la población europea; la llamada ‘gripe española’ de 1918 destripó en apenas dos años entre 50 y 100 millones de personas; el VIH inmoló cerca de 39 millones de habitantes desde 1986; y la peor de las pestes EL HAMBRE ha matado a millones de millones desde hace siglos, amén de las Guerras que han sido el peor crimen de nuestra historia de lobos sanguinarios.
·         Hasta hoy, marzo 25 del 2020, han fallecido por Covid-19 cerca de 13.000 personas en el Planeta.
·         Las naciones han venido superando las hambrunas; las pestes masivas han declinado vertiginosamente; persisten la guerras pero el 95% de la humanidad no las tiene.

Hay algo maravilloso en este tremendo desafío que nos presenta la microscópica plaga:
·         Somos seres frágiles.
·         Interdependemos, como nunca, de los demás.
·         El tipo de sociedad, de economía, no nos blinda contra epidemias y catástrofes.
·         La peste ataca a todos los estratos sin distinción de color, religión, ideología y género.
·         Hay que construir rápidamente una red de salud masiva y de pronta respuesta a los desafíos de la naturaleza.
·         Hoy, como nunca, veremos de qué arcilla estamos construidos: si la de la generosidad, la de la empatía, la del civismo, la de la inteligencia, o la del egoísmo, el individualismo, la codicia, la deslealtad y la estupidez.
·         Encerrados, en toque de queda o cuarentena, podremos revivir nuestro hogar, leer lo que nunca hicimos, reparar y limpiar la vivienda, y lo más importante darnos tiempo para pensar en nuestro futuro, hacer planes, soñar el mañana, repensar la existencia y mirar la muerte de frente.

Y considero que:
·        El más grave problema del encierro son los pobres, los que viven solos, los que obtienen sus ingresos del rebusque diario, los venezolanos, los lustrabotas, los vendedores ambulantes. El Estado tiene que darles la mano YA.
·        Los hoteles que se preparen para entregar sus habitaciones al sistema de salud para cuidar los enfermos.
·        El huraco económico creado por la Pandemia y la caída de los precios del petróleo implica que los gobiernos congelen las obligaciones fiscales y de servicios públicos durante varios meses mientras se vuelve a la normalidad. ¡La gente no está produciendo!
·        Los estratos seis y cinco, el empresariado poderoso, debe trasferir a la población civil un 10% de sus utilidades reales ―no las que declaran en renta, ¡sabemos por qué!―. Hallar los mecanismos estatales para lograr esto.
·        El parásito por excelencia, el chupasangre despiadado, el sistema financiero hará moratoria de las deudas por el tiempo que dure la emergencia.
·        ¡Somos, nosotros, la verdadera plaga!
·        Tenemos que cambiar todos los esquemas de «nuestra civilización»: el consumismo, el egoísmo, el despotismo, la inicua inequidad, la destrucción del entorno, el individualismo, la guerra, la injusticia, la competencia brutal por ascender y poseer sin importar a quien nos llevemos por delante.
·        En palabras de un filósofo contemporáneo: “hay que construir sociedades con base en la convicción, en el empoderamiento ciudadano, en la solidaridad global, intercontinental; humanizar las industrias comprometidas en el bien común”.
·        Pero ―según mi pensar― se necesita un Estado fuerte que imponga normas, leyes y autoridad suficientes para que como individuos no violemos los derechos del otro, esto es preservemos la libertad.
MAURICIO JARAMILLO LONDOÑO           MARZO 2020
NOTAS:
1) Apuesto toda mi vida a que, pasada la Pandemia, superado el miedo a la muerte, continuaremos hallando cadáveres de ballenas repletos sus estómagos de plástico, esqueletos de árboles milenarios quemados, poblaciones arrasadas por el plomo asesino, millones de seres humildes hambrientos.
2) Pero también apuesto mi existencia a que subiremos un peldaño en la superación de las necesidades mínimas vitales de la especie; ¡y los trolls, nazgûls, balrogs, orcos, saurones, sarumanes, ugluks, grishnákhs serán aplastados por la Bondad!
3) La Banca y entidades financieras, mientras dure la Pandemia, deben suspender cobros a estratos medios y bajos, a las pimes, agricultores y comerciantes medianos y pequeños. ¿Van a colaborar con una nación parada, o valdrá más la codicia?
4) Que yo sepa hay cuatro locos sueltos gobernando naciones: Trump, Bolsonaro,  AMLO y Boris Jhonson. Habrá focos enormes ―680 millones de habitantes― del virus circulando en América y Europa por cuenta de su negativa al confinamiento obligatorio, a la cuarentena. ¡La Historia los condenará como criminales!

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