VÁNDALOS, VENEZOLANOS Y PROTESTAS.


En 1963, a los quince años, ingresé a la universidad, muerto ya mi padre, la segunda muerte familiar que constituiría una especie de designio amargo que ha venido atormentando mi existir.
En los Andes y la Nacional hervían las ideas nuevas y los vientos de cambio contra la injusticia y el colonialismo. Desde París hasta Calcuta, de Los Ángeles a Buenos Aires explotamos en el 68: ¡el Planeta entero se rebotó! La Revolución Cubana, la Guerra de Vietnam, los levantamientos contra la URSS en Checoeslovaquia y Polonia, los hippies y Woodstock, las guerrillas del Tercer Mundo, las nuevas naciones africanas, el Boom latinoamericano en las artes, todo, todo revolcaba el ánimo y convocaba a la revuelta y la protesta.
Participé de esa efervescencia llena de proyectos e ilusiones. La Revolución y el derrocamiento del Sistema estaban a la orden del día. Obtuvimos triunfos trascendentales que se concretaron finalmente en la Constitución del 91. Se instauró nominalmente un sistema de garantías individuales y colectivas.
Pasados los años, las protestas actuales en América Latina, Hong Kong, Irán, Jordania, Francia, Barcelona, etc., tienen profundas similitudes a las del 68: equidad, justicia, protección agraria, cese del Estado tiránico, educación, salud, y novedosas ideas: protección del medio ambiente, derrota de la corrupción rampante.
El fracaso estruendoso del modelo soviético, las dictaduras de derecha e izquierda, la tragedia venezolana, la transformación de la insurgencia en narco―guerrilla, la aberrante concentración de la riqueza planetaria, (más de 1.900 millones de personas viven con menos de U$ 3.20 al día y 3.450 millones viven con menos de U$ 5.50 por día).  Centenares de urbes de más de un millón de personas, 7.500 millones de habitantes en la Tierra, las redes sociales inundadas de verdades y mentiras pero repletas de libertad de opinión, han creado un caldo de cultivo propio para la rebeldía universal.
Y ha estallado, ha ocurrido: las masas salen a protestar por todo y por nada, están cansadas, heridas, sin salida. Los ‘líderes’ se venden por puestos y dinero, por poder y tierras. Los ‘políticos’ no las representan, son repudiados. Hasta las Iglesias muestran signos de profundo descrédito. Pero… las gentes no se callan, quieren cambiar las cosas sin que cambie el ‘Sistema’ pues el que tienen no sirve pero el que les ofrecen tampoco. Por tanto a presionar, a gritar, a manifestarse, a tomarse las calles, a sacar banderas y cacerolas, a decir: ¡No más!
Y centenares de miles inundan avenidas, cierran calles, cantan y gritan. ¡Qué viva la protesta ciudadana!
Aparecen entonces ―porque las rémoras siempre siguen a los tiburones―, brotan los vándalos, los venecos desesperados, los ‘encapuchados’ que dicen: “Sólo así nos oirán”. Los desadaptados que viven sin horizonte empiezan a romper todo lo que signifique ‘Sistema’: es la Anarquía que secularmente acompaña y pervierte los movimientos populares, y da argumentos al ‘Establecimiento’ para perpetuar las aberraciones del ‘Sistema’.
Y desde el Palacio seres vacilantes, dirigentes fofos pronuncian palabras vacías y soluciones generales que no tocan la esencia del malestar.
Aquí resumo buena parte de lo que quiere el pueblo:
Ø  Aplicar leyes anticorrupción eficaces.
Ø  Suprimir pensiones multimillonarias y garantizar pensiones de real subsistencia a los viejos.
Ø  Subir sueldos y salarios mínimos y disminuir los desproporcionados de parlamentarios y contratistas del Estado.
Ø  Reducir el tamaño del Parlamento.
Ø  Girar, de verdad verdad, los dineros suficientes a la Educación Pública.
Ø  Eliminar las distorsiones y corruptelas en el sistema de Salud Pública.
Ø  Justicia, cumplida y “justa” justicia.
Ø  Acoger amorosamente a los indígenas y afrodescendientes y resguardarlos efectivamente de mafias y asesinos.
Ø  Apoyo pleno a la producción agraria nacional.
Ø  Impuestos que cumplan con un principio único: ¡el que más tiene más paga!
Ø  Cumplir estrictamente los Acuerdos de Paz.
Ø  Desplegar una Fuerza Pública bien remunerada y educada para proteger con las armas al ciudadano en campos y ciudades.
Ø  Dejar de gobernar con espíritu de ‘secta’, de grupúsculo, y abrir las puertas a los opositores y críticos para que se logre gobernabilidad y progreso en favor de los más, y no en pro de las minorías plutocráticas.

¡Viva la movilización popular, abajo el vandalismo! ¡Es tiempo de la protesta y no del odio! ¡Abajo la violencia anarquista, fuera la violencia estatal, no más violencia!

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Los vándalos fueron un pueblo germano de Europa central que habitaban las regiones ribereñas del Báltico, en las actuales Alemania y Polonia. El 31 de diciembre del año 406 atravesaron el ‘limes romano’, cruzaron el Rin en las cercanías de Maguncia e invadieron la Galia, posteriormente se dirigieron a la península ibérica donde penetraron en el otoño del año 409 y se instalaron durante unos años en el valle del Guadalquivir. En mayo del 429 pasaron el estrecho de Gibraltar y, dirigidos por Genserico, crearon un reino en el norte de África, centrado en la actual Túnez, desde donde saquearon Roma en el 455. El reino vándalo del norte de África duró más de 100 años, hasta que finalmente fue destruido por los bizantinos en el 534.
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Anarquía: La palabra anarquía deriva del griego «ἀναρχία». Está compuesta del prefijo griego ἀν-, que significa «no» o «sin», y de la raíz arkhê «origen», «principio», «poder» o «mandato». La etimología del término designa, de una manera general, aquello desprovisto de principio, director y de origen. En términos generales el anarquismo plantea una sociedad políticamente organizada sin Estado a la que llaman «anarquía».​ La idea común de los anarquistas es que consideran que el Estado es innecesario y también directamente perjudicial en la medida en que atenta contra la libertad colectiva.
Anarquismo es un nombre dado a cualquier filosofía política o social que llame a la oposición y la abolición del Estado entendido como monopolio de la fuerza, y por extensión también al rechazo del gobierno político o de la autoridad social impuesta por la fuerza sobre el individuo, por considerarlos innecesarios o nocivos. (Véanse Proudhon y Bakunin).

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NOTA: 1) Esa especie de piojo humano llamado ‘Epa Colombia’, vandalizando Transmilenio, debe ser condenada a muchos años de prisión por evidentes delitos contra la ciudadanía.
2) Si el estudiante Dilan Cruz fue atacado con un arma no convencional, el autor del asesinato debe ser condenado a largos años de prisión.
                            MAURICIO JARAMILLO LONDOÑO  NOV. 2019

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