VENGANZA

VENGANZA y ODIO.

Viajé a Santa Marta a un conversatorio sobre mi novela SU REVERENCIA. Aproveché la estadía para visitar la Quinta de San Pedro Alejandrino donde murió, triste, abandonado y pobre el Padre de América Simón Bolívar, el 17 de diciembre de 1830. Escribió una última proclama que está gravada en mármol a un costado de la habitación donde agonizó El Libertador. Dice así:

A los pueblos de Colombia
Colombianos:
Habéis presenciado mis esfuerzos para plantar la libertad donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aun mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que desconfiábais de mi desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono.
Al desaparecer de en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo hacer la manifestación de mis últimos deseos. No aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la Unión: los pueblos obedeciendo al actual gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando su espada en defender las garantías sociales.
¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.
Quinta de San Pedro Alejandrino (Santa Marta).10 de diciembre de 1830.
Aunque ninguno de mis amigos se dio cuenta, lloré ante las palabras de Bolívar, y recordé a mi papá que nos llevaba a tierras samarias en la década del cincuenta y sesenta y visitábamos, siempre, siempre, este lugar sagrado de la Patria.
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VENGANZA: ‘Tomar satisfacción de un agravio o daño’. Del latín vindicāre. Represalia - revancha - revanchismo - sediento - vendetta - vengativo – vindicativo.
Vengarse se interpreta como "equilibrar la balanza". La venganza traslada el daño de la víctima hacia el atacante. La clase samurái mantenía el honor de la familia o clan de su señor feudal, a través del asesinato vengativo o katakiuchi. En el sistema legal moderno Occidental la sociedad es concebida como víctima de las acciones criminales, y la venganza de tales actos es una parte importante del concepto de justicia —un criminal "paga sus deudas con la sociedad"—.
Encabezo estas reflexiones con la palabra VENGANZA y ODIO pues creo que esto es lo que nos mantiene enfermos y crispados, divididos y enfrentados.
¡Como me han perseguido, persigo; como me han aplastado, aplasto! Tal la filosofía de la VENGANZA y del ODIO.
Un monstruo como Carlos Castaño, jefe de las Autodefensas, degollando, violando, matando. Un asesino como el Mono Jojoy, dirigente de las Farc, secuestrando, aterrorizando, masacrando. Ambos convencidos de su misión en el planeta: ‘fuera los comunistas, abajo los capitalistas’. Ambos cometiendo los más feroces atropellos contra la dignidad humana. Uno y otro encarnizados contra su enemigo. Este y aquel compendio de los odios y venganzas de los bandos enfrentados. Y hoy, óigase bien, hoy rindiendo nostálgicos homenajes a esos seres enfermos y desquiciados.
Un Estado inequitativo, corrupto, mentiroso, babosa pestilente y enorme que se mueve, milímetro a milímetro, para no perjudicar los intereses de las oligarquías y las multinacionales. Estado presidido por Turbay o Uribe, Pastrana o Santos, usando las fuerzas del ariete oficial para eternizar desigualdades y perpetuar equilibrios entre manzanillos, juristas y burócratas putrefactos.
Y, frente a ellas y ellos, guerrillas marxistas entregadas al narcotráfico, autodefensas latifundistas defensoras del crimen y el delito.
Y, atemorizado pero valiente, laborioso y creativo, un pueblo incrédulo ante los políticos, repudiando el mar de sangre que por siglos nos ha inundado con su barbarie.
Y aparece, entonces, una rendija en el horizonte, una luz de esperanza, una posibilidad de PAZ.
Y, a seguir con la VENGANZA, de unos contra otros, de santistas contra uribistas, de capitalistas contra comunistas, de terratenientes contra campesinos. ¡Todos contra todos! ¡Qué viva la muerte, abajo la vida!
Y brotan de los rincones del ODIO las acusaciones más increíbles y los engaños más asombrosos, con tal de que la VENGANZA se prolongue, como durante treinta infaustos años sucedió entre liberales (rojos) y conservadores (azules): murieron, por ese odio y esa venganza centenares de miles de colombianos.
En las redes sociales piden la cabeza del uno y del otro, que aquél mató que este persiguió, que el de allá delinquió, que este es un tramposo.
No se trata de perdonar u olvidar, se trata de “libertarse de la anarquía”, “defender las garantías sociales” y “la felicidad de la patria.” “Que cesen los partidos y se consolide la Unión.” ¡De eso se trata el futuro de Colombia!
¿Con esta enfermedad de VENGANZA y ODIO podremos cumplir con las palabras del Libertador? ¿Tendremos otros doscientos años de sufrimiento y desangre?
¿O hacemos un alto en el camino y tratamos de reconstruir a Colombia dándole lo que se merece: unión fraternal en medio de la pacífica diferencia de opiniones, garantías sociales, equidad, bienestar, desarrollo?

MAURICIO JARAMILLO LONDOÑO           SEP. 2017

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