Tengo que escribir algo sobre esto.
Así votó Colombia: Abstención del
63%. Votantes 37%: 50,23% por el NO y 49,76% por el SI. Esto frente al
Plebiscito por el Acuerdo con las Farc.
Un escenario sorprendente, algo
que hace pensar en qué quiere y cómo es Colombia.
Tengo que escribir algo sobre
esto.
Elementos:
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Extraordinario, buenísimo, esperanzador que Colombia hubiese votado como
votó: nos da la portentosa oportunidad de conciliar las dos Colombias, y
observar el comportamiento pacifista o guerrerista de la Farc.
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Haber logrado que las tenebrosas Farc hablaran y negociaran un acuerdo
de Paz es un gran avance.
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Un acierto de Santos convocar a la opinión en el inconstitucional pero
necesario Plebiscito.
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Colombia no está dividida entre quienes quieren la guerra y aquellos que
desean la paz, sino enfrentada entre los que aceptan el acuerdo pactado en La
Habana y firmado en septiembre 26/2016 y los que quieren modificar ese acuerdo.
·
Santos, con su bajísima aceptación, considerado por muchos como un
jugador tramposo, mentiroso y trapacero, condujo el proceso de negociación
desconociendo a la mayoría silenciosa, en un característico acto de soberbia y
monarquismo.
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Habrá que modificar aspectos esenciales del acuerdo de La Habana
relacionados con el tema justicia, penalidad, delitos de lesa humanidad,
elegibilidad política, narcotráfico, respeto a la constitución vigente,
reparación real a víctimas, y reintegro de guerrilleros a la vida civil.
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Pero… y esto es crucial, buena parte de lo negociado en La Habana es
aceptado por todos los colombianos.
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Adicionalmente el fracaso de los encuestadores, la derrota de mayoría de
los políticos, el uso aplastante, sin equilibrio y desproporcionado de los
medios en favor de una opción para con la otra, y crear la falsa dicotomía
entre Pacifistas y Guerreristas develó que manipular a Colombia, nación
conservadora por antonomasia, no es fácil.
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El “quizás, quizás, quizás” pronunciado por Santrich, mantener decenas
de niños en filas de la narco―guerrilla, no aclarar TODO sobre los
secuestrados, el ocultamiento de su fortuna, el desafío de la fiesta millonaria
de los Llanos del Yarí, los forzados ‘desagravios’ verbales a los mártires, la
arrogancia: “triunfamos camaradas”, etcétera, ha dejado en Colombia un sabor de
prepotencia, desplante y menosprecio por parte de las tétricas Farc que son una
afrenta a la inteligencia de las víctimas y el país.
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Yo voté SI, y me reafirmo en mi voto, con el argumento que siempre
aduje: quitar las armas a las macabras Farc es esencial para su derrota
definitiva. Pero Colombia dio victoria, por escaso margen, al NO, y yo acepto
este veredicto irrevocablemente, y me alegro de la oportunidad de reencontrarme
con los que piensan distinto a mí, incluyendo a la militancia fariana.
·
Muchos copartidarios míos del SI, se sienten desolados. Entiendo su
postura, pero los invito a creer que somos una sola nación con criterios
diferentes y no dos bandos de monstruos irreconciliables, como nos han vendido
desde la colonia: Dios o el Diablo, la Biblia o Moloch, El Papa o el
Anticristo, la Inquisición o la brujería, regeneración o desastre, liberales o
conservadores, comunistas o republicanos, creyentes o ateos. Somos una nación
multiétnica, plural, diversa e incluyente. Y eso es todo. No estamos frente al
abismo sino frente a la oportunidad de unirnos y elevarnos a alturas
superiores.
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No os desesperéis: ¡hay oportunidades en la diferencia!
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